Alfred Bruce Douglas



DOS AMORES

Dulce joven, dime 
¿por qué, triste y suspirando, 
vagas por estos apacibles lugares? 
Te lo ruego, dime la verdad, ¿cuál es tu nombre? 

Él respondió: “Mi nombre es Amor.” 

Inmediatamente, el primero se dio la vuelta hacia mí 
y grito: “Está mintiendo, ya que su nombre es Vergüenza, 
pero yo soy Amor, y yo estaba acostumbrado a estar solo 
en este bello jardín, hasta que él vino sin ser llamado 
durante la noche; yo soy el verdadero Amor, 
yo lleno los corazones de ella y de él con fuego mutuo.” 

Después suspirando, dijo el otro: 
“Entonces permíteme que me presente, 
yo soy el Amor que no se atreve a pronunciar su nombre.

Alfred Bruce Douglas

Kitty O'Meara



Y LA GENTE SE QUEDÓ EN CASA...

Y la gente se quedó en casa,
y leyeron libros, y escucharon,
y descansaron, y se ejercitaron.
También crearon arte, y jugaron juegos,
y aprendieron nuevas formas de ser,
y estuvieron quietos.
Y escucharon más.
Algunos meditaron, otros rezaron,
algunos incluso bailaron.
Hubo algunos que conocieron sus sombras.
Y las personas empezaron a pensar diferente.
Y las personas empezaron a sanar.
Y, en la ausencia de personas
viviendo de maneras ignorantes, peligrosas,
en automático y sin corazón,
el planeta comenzó a sanar.
Y cuando el peligro pasó,
las personas se volvieron a reunir,
lamentaron sus pérdidas
y tomaron nuevas decisiones.
Y soñaron nuevas imágenes.
Y crearon nuevas maneras de vivir y sanar al planeta completamente,
así como ellas habían sido sanadas.

Kitty O'Meara

Vanina Rotela



SABER...

Saber que la medicina viene de adentro,
que todo lo que buscas habita en esos reinos,
que los rayos de colores renacerán
cuando sanes conscientemente...
Saber sembrar desde la paciencia,
contemplar la voz de las abuelas,
su sabiduría hecha luz
y sus arrugas hechas sabiduría...
Saber que desde su mirada
habla la Tierra y su abundancia,
que su experiencia es tan valiosa como la lluvia
y tan sagrada como una estrella.
Saber cosechar desde el silencio como lo hacen ellas,
abuelas que curan con sus caricias al suelo,
con sus lágrimas riegan las flores
para recibir su aroma mientras despiertan...
Saber que necesitamos honrar sus rezos
como su templo,
que poseen magia en sus pies
y reflejos de Dios en sus manos,
alegría en sus dolores y esperanza en su sonrisa.
Saber que ellas hablan el lenguaje universal
donde el arco iris brilla y el amor regresa para sanar.

Vanina Rotela