594-Andrés Sanz del Castillo



SONETO

¡Ay de aquel que no vive para muerto,
siendo la muerte, más que el vivir, cierta!
Más vivo el cuerpo con el alma muerta,
irracional será tal desconcierto.

Y si el fin de la vida está tan cierto,
humanos y mortales, ojo alerta,
que en la gracia hallará la puerta abierta
espíritu que en Dios esté despierto.

Mas ya mis culpas temen, cuando espero
su juicio, y que si llega consideran,
imaginando al Juez recto y severo.

Y en su misericordia perseveran:
supla a mi Dios la sangre del Cordero
defectos que quisiera no tuvieran.

Andrés Sanz del Castillo

595-Kung-Chia Ta-Shih



PENSAMIENTO

Verdaderamente es pobre
pensar que Dios da un castigo
por aquellas faltas que
las provoca el hombre mismo.

Kung-Chia Ta-Shih

596-Paul Lafargue



DIOSES

Todos los dioses, sin duda,
no son más que el fiel reflejo
de los vicios y virtudes
de aquellos que los hicieron.

Paul Lafargue

597-Jefe Seattle



CARTA DE RESPUESTA

Esta Tierra no es una posesión
de los seres humanos, esta Tierra
es la dueña del hombre que la habita
aunque en su estupidez no lo comprenda.
Los hilos de la vida no se hicieron
por la mano del hombre, y una hebra
es simplemente el hombre, y todo el mal
a sí mismo se lo hace en vez de a ella.
Esta Tierra, decidlo a vuestros hijos,
es nuestra madre; aquello que la afecta,
afectará a sus hijos: ellos son
de la misma familia que la Tierra.

Hermanos son el águila, el caballo,
y las flores también, hermanas nuestras,
igual que las praderas y los montes,
el lago azul o las rocosas crestas.
Por eso si pretende el Jefe Blanco
comprar con su dinero nuestras tierras,
nos suena como si comprar las nubes
en su absurda locura pretendiera.

Jefe Seattle

598-Eliphas Lévi



LOS CREYENTES

Felices son los creyentes
pues jamás se desaniman,
y si a veces el invierno
sus corazones habita
ellos esperan pacientes
que vuelvan las golondrinas.

Eliphas Lévi

599-Felipe Poey Aloy



EL ARROYO

Entre árboles espesos y escondidos
discurre un arroyuelo,
a quien rama y bejuco entretejidos
niegan la luz del cielo.

Según va penetrando en la espesura,
los troncos apartando,
con mayor claridad y más anchura
los peces van nadando.

Se reviste de yerbas olorosas
su margen floreciente,
y sus ondas más puras y copiosas
corren más libremente.

Al Bani precipitan sus raudales
por el bosque sombrío,
después que ya regó cañaverales,
vecinos del gran río.

Sobre el claro verdor que de la caña
los leves nudos ciñe,
y que el sol abrasando la campaña
de albor pálido tiñe.

Alzan lozanos su rosada frente
los güines brilladores
que no tienen de Sirio el rayo ardiente
ni cierzos bramadores.

Ostentan su hermosura y ligereza
a pesar de los fuegos,
inclinan a los vientos la cabeza
y provocan sus juegos.

Allí la tierra en su fecundo seno
mil insectos presenta,
y en aquel corto espacio de terreno
a todos alimenta.

Unos sacan el jugo almibarado
del seno de las flores,
y otros muerden un tronco taladrado
con dientes roedores.

Otros cruzan el aire con presteza,
otros pasan con ruido,
otros vibran con fuerza y ligereza
el aguijón temido.

Muestra el uno las alas sosegadas
en la rama segura,
y otro oculto en las hojas apartadas
brilla como oro puro.

Alguno en su capullo aprisionado
por su salida anhela,
mientras que otro más fuerte y más formado
su cárcel rompe y vuela.

¡Oh feliz arroyuelo! ¡Cuántas veces
he pasado en tu orilla
las horas del placer que al alma ofreces,
de gozo y paz sencilla!

¡Cuántas veces entrando en la espesura,
a tu origen subiendo,
se ha llenado mi pecho de dulzura
tu margen recorriendo!

¡Cuán me alegraba el curso sosegado
de tu corriente pura!
¡Y qué asiento tan grato me has brindado
en tu fresca verdura!

Desde allí pude ver entretenido
las guabinas nadando,
entre la arena el camarón hundido
a su amor atisbando.

De sus respetuosas cuevas temeroso
el cangrejo saliendo,
y más suelto después, y más gozoso
por la orilla corriendo.

Girando la libélula delgada
con alas transparentes,
depone en el raudal del agua amada
sus caros descendientes.

Ya baña en él su cuerpo caluroso,
ya se detiene un rato,
y sobre su cristal terso y lustroso
contempla su retrato.

Las mariposas vuelan a mi lado
ligeras y festivas,
y siguen en su curso varïado
las aguas fugitivas.

¡Salve, monte de Cuba bienhadado,
claro sol, limpias fuentes,
verde pompa del bosque y dulce prado,
a mi vista presentes!

¡Cuánta vida sembró naturaleza
por este asilo umbrío!
¡Cuántos seres que beben con largueza
las aguas de este río!

Entre ellos la Inocencia está segura
y duerme descuidada;
ni escorpión amenaza muerte dura,
ni serpiente irritada.

No se ve de las fieras perseguido
su reposo halagüeño,
ni del triste feroz el cruel rugido
interrumpe su sueño.

¡Arroyuelo mil veces venturoso!
Tu semblante rïente
siempre me dio placer, y más dichoso
fui siempre en tu corriente.

Y cuando tus orillas recorría,
libre de amor el pecho,
necesidad de amar no conocía
contigo satisfecho.

Después de una beldad enamorado,
tal vez correspondido,
mis pasos a tus aguas ha llevado
del amor conducido.

He visto más alegre tu verdura,
tus aguas más hermosas
en su lecho correr con más blandura
risueñas y abundosas.

Los arrullos de blandas tortolillas
más tiernos parecían,
los colores de hermosas avecillas
más brillante lucían.

A su tirana ausente resquebraba,
dando su voz al viento,
y su acorde cantar acompañaba
con templado instrumento.

Oh tú que en otro tiempo he convidado
con este campo ameno,
por ti suspiran bosque, fuente y prado
y este cielo sereno.

No tardes en colmar con tu presencia
el suelo de alegría;
gozarás de esta dicha apetecida
y de la dicha mía.

Pasaremos el día entretenidos
en perenne delicia
ensayando mil juegos divertidos
ajenos de malicia.

Beberás con tus manos agua pura,
y beberé contigo;
gozaremos sentados de frescura
sobre algún tronco amigo.

Y si vemos dos troncos abrazados
entre sí estrechamente,
tus brazos a mis brazos enlazados
se unirán igualmente.

Las aguas, ni ofendidas ni envidiosas
caminarán con ruido,
y al son de nuestras voces amorosas
mezclarán su sonido.

Felipe Poey Aloy

600-Ramón de Palma y Romay



LA DANZA DE CUBA

Los aires rompen el ruido
de la nocturna orquesta...
¡Oh! ¿Qué impresión es ésta?...
¿Qué mágico sonido?
¿Qué plácida embriaguez?
¡Es la cubana danza!
Y al escuchar sus sones,
mis muertas ilusiones,
mis sueños de esperanza
despiertan a la vez.

¡Oh danza! tus acentos
reaniman mi existencia;
tu lánguida cadencia
me inspira pensamientos
de amor y de placer:
y la gentil cubana
de pie pulido y breve,
y de cintura leve,
que se columpia ufana
pienso a tus sones ver.

Pienso mirar su cuello
a tu compás doblarse,
sus párpados cerrarse,
alzar el rostro bello
bañado de expresión:
o pienso que del piano
las teclas recorriendo,
te estoy ¡oh danza! oyendo
lanzar bajo su mano
gemidos de pasión.

Quien de cubano el alma
y los sentidos tenga,
no es dable, no, que calma,
ni que grave sostenga
llegándote a sentir;
que el más adusto ceño
tus sones escuchando
se mostrará risueño,
o tu compás callando
procurará seguir.

Ya exhales gemidora
de tórtola el arrullo,
ya imites el murmullo
de brisa halagadora,
ya un grito des de amor;
¡oh danza! me parece
que Cuba con sus palmas
a tu compás se mece,
y son de nuestras almas
tus ecos el clamor.

Ramón de Palma y Romay 

601-Francisco Iturrondo



LA AUSENCIA

¿Y nunca dejaréis la margen bella
del límpido Almendar, donde orgullosa
la ceiba su vellón tremola airosa,
y el cocotero altísimo descuella?

¿Nunca en su arena vuestra noble huella
del Yurumí verá la ninfa hermosa,
ni en su plácida sombra deliciosa
de la tórtola oiréis la fiel querella?

En vano os pide mi amistad ardiente
al monte, al prado, a la espesura, al río
dulces asilos de placer y calma.

Que la Náyade frena su corriente,
y sólo escucho entre el ramaje umbrío
los profundos suspiros de la palma.

Francisco Iturrondo

602-Francis Bacon



PENSAMIENTO

Lo que nos deja vigor
no es aquello que comemos
sino lo que digerimos;
y nos hace rico aquello
que con previsión ahorramos
pero no lo que ganemos;
y no da sabiduría
todo el muchísimo tiempo
que a leer nos dedicamos,
sino lo que comprendemos.
Y aquello que predicamos
nunca nos hace perfectos,
mas sí que pueden las obras
hacernos cristianos buenos.

Francis Bacon

603-Rabindranath Tagore



REFLEXIÓN

Vive en silencio el pez en el océano,
y la bestia en la selva rodeada
del salvaje sonido;
el ave está en el viento acompañada
del canto; pero tiene la persona
dentro de sí la música fantástica
del aire, el alboroto de la tierra
y el silencio de las tranquilas aguas.

Rabindranath Tagore

604-Felipe López de Briñas



A MARÍA

Alma del alma mía,
Rosa de Jericó, Virgen María,
desde el reino del cielo
contempla el desconsuelo
y la extrema agonía
que me asaltó en el suelo
cuando más te quería;
mira el horrible duelo
que me roba la calma
cuanto te quiere como nunca el alma.

Bienhechora del mundo,
paraíso fecundo
que vierte tantas flores
como el cielo esplendores,
del abismo profundo
redíme a tus dolientes pecadores,
sé con tus hijos pía,
astro de Nazaret, Virgen María.

Protege al inocente,
luz de la gloria y de la fe cristiana,
pon en mi pobre frente
tu diestra soberana,
haz que mi mal presente
desparezca mañana,
no me des de pesar un nuevo día,
luz de mi corazón, Virgen María.

No permitas, Señora,
que la maldad traidora
vierta su cruel veneno
en el tranquilo corazón del bueno;
confunde salvadora
a la calumnia impía
puerto de la virtud, Virgen María.

Fija tus bellos ojos
en el lecho de abrojos
donde intranquilo duermo;
de mi doliente corazón enfermo
arranca la amargura,
vuélveme la ventura
que amándote tenía;
no me dejes morir, Virgen María.

Me has escuchado, Madre:
tu voz que el duelo calma
ha conmovido el alma
grande y piadosa del Eterno Padre.
Ese hombre que diviso
me viene a dar aviso
de que libre estoy ya de mi agonía;
gracias, Madre de Dios; gracias, María.

De gratitud el llanto
regará el templo santo
en que el hombre ferviente te venera,
y de mi lira el canto
pregonará do quiera
tu sublime milagro, Madre mía:
no hay más dicha que tú, Virgen María.

Felipe López de Briñas

605-José Gonzalo Roldán



MI AMOR Y LA LUNA

Eres tú con tu mágico lucero,
con tu luz que jamás brilla importuna,
pura, apacible, misteriosa luna,
cándida imagen de mi amor primero.

Si eres tú la que vuelves lisonjero
sueño de cisne en límpida laguna,
la que viste mi amor y mi fortuna,
la misma que brillaste aquel enero;

dile a aquella beldad de acento blando
que piense en mí cuando suspire al verte,
que contigo y su amor estoy soñando,

que yo mismo no sé cuál es mi suerte,
que no sé si a la vida voy andando
o si voy caminando hacia la muerte.

José Gonzalo Roldán

606-Tristán de Jesús Medina



LAGUNA DORMIDA

Soñaba la laguna que escondido
un cielo en sus entrañas poseía;
y aún figuróse loca de alegría
ser de estrellas nacientes dulce nido.

Por leve guija su cristal herido,
se despertó con trémula agonía,
y en círculos sin fin se deshacía,
por abrazos pidiendo el bien perdido.

De su guirnalda deshojó las flores,
contra sí propia revolverse quiso,
y sólo cieno hallaron sus furores.

Volverse al sueño en paz la fue preciso,
cual a mi pecho cuando busca amores
para abrazar de nuevo el Paraíso.

Tristán de Jesús Medina

607-Marco Aurelio



MEDITACIÓN

Nada más triste que el hombre
que gira como una noria
y todo lo descompone
siempre en busca de una poca
de alegría, y hasta incluso
intenta de otras personas
sondear los pensamientos,
o rebusca entre las sombras
deshacerse de las suyas,
soñando esa paz dichosa,
ignorante de que estaba
dentro de sí mismo toda.

Marco Aurelio

608-George Gurdjieff



CITA

En la senda del estudio
un hombre llega a aprender
que están dentro de sí mismo
los males que en otros ve.

George Gurdjieff

609-Bruce Lee



LA REALIDAD

La realidad la perciben
aquellos que han conseguido
ver sus posibilidades
conociéndose a sí mismos,
porque está su libertad
siempre en su propio albedrío;
la realidad no es hacer
aquello que otros te han dicho,
tomando por algo válido
lo que a ellos le haya servido,
pues lo impuesto desde afuera
mata tu ser creativo,
otorgando a lo mediocre
el laurel de un falso triunfo.
Tal como que soy Bruce Lee,
simplemente te lo digo:
el autoconocimiento
no lo otorga un credo fijo,
ni la libertad se da,
porque libre es el espíritu.

Bruce Lee

610-Judas Iscariote



JUDAS

Yo soy el chivato, vendí a un gran amigo
por treinta monedas de plata, y me ahorqué
porque ya no pude vivir en mi ombligo
que siempre me acusa del mal que causé.

Yo soy el chivato, perdí mi palabra
y la confianza que obtuve de sí
vendiendo la llave para que se abra
la puerte a su muerte que hoy me mata a mí.

Colgado de un árbol que ofrece su fruta
de nuestra Natura con esa bondad,
volví a ser cobarde perdido en la ruta
que trajo el mal uso de mi libertad.

Yo soy el chivato, no tuve ni dudas
cuando Jesucristo vilmente besé,
y es algo muy fuerte saber que yo, Judas,
con tan sólo un beso traidor lo maté.

A ti que persigues también la riqueza
y a veces te arrastra tu gran ambición,
Dios quiera que nunca a tu propia cabeza
la cuelgues de un árbol por una traición.

Judas Iscariote

611-José Joaquín Govantes



A LOS RAYOS DE LA LUNA

Cuán bella, oh Luna, estás: el verde prado
ostenta con tu luz su lozanía,
y entretanto sorprende al alma mía
un recuerdo de amor infortunado.

Cuando de Lesbia al venturoso lado
el mortal más dichoso me creía,
con que placer, ¡oh Luna!, te veía
iluminar su pecho enamorado.

Mas hoy que de la muerte el triste velo
cubre su rostro, cándido y divino,
ya mis ojos te ven con desconsuelo:

A su memoria mi cabeza inclino,
mientras que tú, desde el azul del cielo,
indiferente miras mi destino.

José Joaquín Govantes

612-Narciso de Foxá Lecanda



HORAS SERENAS

Al dulce sonreír de la esperanza
mi ardiente corazón, que ayer gemía,
del entusiasmo en alas hoy se lanza
por un mundo de amor y poesía.

En pos de oscuras, enfadosas brumas,
mil celajes de paz cubren mi oriente,
brillantes cual las diáfanas espumas
que en el mar se columpian blandamente.

Ya me alumbra una estrella bienhechora,
y contemplo gozoso mi existencia
ornada con los tintes de la aurora,
bañada de las flores en la esencia.

Henchido el corazón de fuerza y brío,
las emociones del placer espera,
ese ansiado placer que ayer sombrío
imaginé fantástica quimera.

Y ya me es grato el esplendor del cielo,
de los alegres campos la verdura,
y el blando son de músico arroyuelo,
que al alma inspira celestial ternura.

¿Loca no es esa dicha tan querida?
¿El fuego juvenil no arde en mis venas...?
¿Por qué, pues, no esperar, si de la vida
en el primer umbral me encuentro apenas?

Quiero alentar brillantes ilusiones,
quiero que el labio sin cesar sonría,
y de mi lira los dolientes sones
mudar feliz en cantos de alegría.

Que harto tiempo, en monótono aislamiento,
viéronme el sol y la callada luna,
con triste llanto y quejumbroso acento
lamentar la esquivez de la fortuna.

Un benéfico ardor mi ser alienta
y me hace altivo desplegar las alas,
en tanto que a mis ojos se presenta
vestido el mundo de lucientes galas.

Una voz en el alma me asegura,
que del crudo desdén tras los rigores,
de una hermosa sensible la ternura
veré colmada mi ambición de amores.

Que una virgen de paz, prenda del cielo,
tesoro del candor y de inocencia,
sublime así cual la creó mi anhelo,
la delicia será de mi existencia.

A par me dice que la frente mía
un verde lauro arrancará a la gloria,
y floridos recuerdos de alegría
por siempre sonreirán en mi memoria.

¡Oh sueños de placer!, ¡cuánto sois bellos!
Vosotros disipasteis mi amargura,
cual del naciente sol a los destellos
se disipa veloz la sombra oscura.

Yo quiero en una atmósfera de olores
dilatar mi fogoso pensamiento,
porque son los delirios seductores
de las sensibles almas alimento.

Yo quiero al son de la cubana danza
el aroma aspirar de las hermosas,
y encontrar en sus ojos la esperanza
y en sus labios sonrisas deliciosas.

Ayer, imbécil, desdichado amante,
ensayé de dolor tristes canciones,
hoy, empero, a mi pecho palpitante
retornan las perdidas ilusiones.

Y si ciego, tal vez, en su osadía
me amenaza feroz el desaliento,
vigorosa y altiva el alma mía
sabrá burlar su despiadado intento.

Ya la esperanza el porvenir me dora,
y contemplo gozoso mi existencia
ornada con los tintes de la aurora,
bañada de las flores en la esencia.

Narciso de Foxá Lecanda

613-Atenogenes Segale



A SANTA TERESA EN ÉXTASIS

Te habla la voz divina, resonando
dentro del alma, que en dulzor se anega,
y los sentidos de tu cuerpo ciega
un mar de luz en tu interior brotando.

Suspéndese la vida, retemblando
a la presencia de su Dios que llega;
y Dios al alma su virtud allega,
como airecillo de la tarde blando.

De toda ciencia, y todo amor traspasa
la esfera tu alma, y luz no conocida,
suprema luz a iluminarla pasa.

Toda verdad a un punto reducida
contempla, y de ella en el amor se abrasa:
oh desmayo feliz, oh muerte, ¡oh vida!

Atenogenes Segale

614-Gabriel de la Concepción Valdés



LA LUNA DE ENERO

Resuene el pandero,
al monte, a la loma,
vegueros, que asoma
la luna de Enero.

No la estéis buscando
sobre el firmamento,
que viene cual viento
las flores hollando.

Si al ver el salero
de mi guajirilla,
y el rostro hechicero
parece que brilla
la luna de Enero.
Ábrense las flores
aromas vertiendo
¡qué hermosa es riendo!
Miradla, cantores;
y los ruiseñores
con trino parlero
la cercan volando,
como saludando
la luna de Enero.

¿La veis entre galas
como aves sencillas
sobre sus rodillas
sacuden las alas?
Cantando el jilguero
junto a su hermosura
dice el lisonjero:
-No luce tan pura
la luna de Enero.

El céfiro blando
y amorcitos bellos,
rizan sus cabellos
las hebras soltando;
y con grato esmero
salpican su sayo,
porque es mi lucero
la rosa de Mayo,
la luna de Enero.

Gabriel de la Concepción Valdés

615-José Jacinto Milanés



VAGOS PASEOS

Noche de amor y fortuna,
noche bella entre las bellas
aquella en que sin estrellas
brilla en su lleno la luna.

Y en la celeste región
blancas las nubes se mecen,
que desde lejos parecen
sueltos copos de algodón.

Entonces dulce es dejar
la comenzada novela,
buscar la brisa que vuela
y por las calles vagar.

Mas vagar sin fin no debe
el que por gozar pasea:
ir sin misteriosa idea
como un hombre de la plebe,

que con el fastidio esquivo
se da siempre un encontrón,
no debe ser la intención
del poeta discursivo.

¿Faltáranle al trovador
una reflexión doliente,
blandos suspiros de ausente,
tiernas lágrimas de amor?

¿O la escena que algún día
leyó en un cuento florido,
que le lleven sumergido
en dulce melancolía?

Y ¡qué bello será ver
en alguna casa aislada
junto a la lumbre sentada
una angélica mujer,

que reflexiona de un modo
tan noble como elegante,
puesto un libro por delante
y sobre la mesa el codo!

Ver la luz que alegre brilla
esclareciendo de lado
el delicioso encarnado
de aquella fresca mejilla.

Ver aquel casto ademán
que expresa aunque con reposo
lo modesto y lo amoroso,
lo amoroso y lo galán.

Ver la confiada fe
conque siente lo que lee,
porque la hermosa no cree
que aquel que pasa la ve.

Ver aquel cuadro que arroba
con objetos hechiceros:
los dos sencillos floreros
en la mesa de caoba:

el espejo al clavo asido:
el mecedor barnizado
donde el faldero mimado
se hace una rosca dormido:

la puerta del comedor
que está anunciando al deseo
un patio con mucho aseo
y un jardín con mucha flor:

todo exhalando alegría,
todo limpieza y frescura,
albergue de una hermosura
ignorada todavía.

José Jacinto Milanés


LA ILUSIÓN

Cuando la mano del benigno sueño
mis ojos cierra y mi velar halaga,
en torno de mi lecho vuela y vaga
fantasma bella de mirar risueño.

Ora alegre me mira, ora con ceño;
pero ceño gentil de hermosa maga:
Ora, ¡bálsamo dulce a mi alma aciaga!,
vierte en mi labio un ósculo halagüeño.

Y ya con lengua angélica me dice
palabras como música o me abriga
bajo sus grandes transparentes alas.

¿Quién eres pues, espíritu felice?
¿Naciste en este mundo de fatiga,
o pisas ángel las celestes salas?

José Jacinto Milanés

616-Julia Pérez y Montes de Oca



A DIOS

Del volcán en las lavas ardorosas,
del monte en la magnífica eminencia,
del agua en la ondulante transparencia,
del fuego en las serpientes luminosas;

En los doseles de purpúreas rosas,
del fresco valle en la agradable esencia,
del bosque en la lozana florescencia,
del cielo en las llanuras majestuosas.

En cuanto brota de la tierra inculta,
en cuanto al aire tenue se levanta,
en cuanto el mar en su interior sepulta.

En todo lo que aterra o lo que encanta,
nunca, Señor, al hombre se le oculta
la omnipotente huella de tu planta.

Julia Pérez y Montes de Oca

617-Luisa Pérez de Zambrana



SONETO

Dicen que cuando cubre la pureza
una frente de virgen con su velo
suaves miradas le dirige al cielo
y le dan las estrellas su belleza.

Pero si el vicio mancha su limpieza
vertiendo en ella su funesto hielo,
levanta el ángel de su guarda el vuelo
y Dios torna a otro lado la cabeza.

Yo en el mundo soy joven y soy pura;
Divino Salvador, Dios poderoso,
contémplenme tus ojos con ternura.

Y que el ángel me guarde cuidadoso,
pues cayera a tus pies agonizante
si Tú al verme volvieras el semblante.

Luisa Pérez de Zambrana

618-Joaquín Lorenzo Luaces



RECUERDOS DE LA INFANCIA

Estos los campos son donde corría
hollando flores de exquisita esencia;
este monte que forma una eminencia
me vio cuando al insecto perseguía.

Este mamey sus frutos ofrecía
a mi pueril y cándida impaciencia,
y en campestre y feliz independencia
miré en sus troncos reflejarse el día.

En aquel techo de sonante guano
me inspiró Rosa mi primer cariño
medio rústico y medio cortesano...

¡Oh campos, al mirar tan verde aliño
el joven corazón me late ufano!
¡Hombre os bendice el que os amaba niño!

Joaquín Lorenzo Luaces