Rabia al Adawiyya



TÚ QUE HACES FLORECER EL DESIERTO

¡Oh mi alegría, mi deseo y mi refugio!
¡Mi compañero, mi amparo en el camino!
¡Oh, mi Fin!
Eres el espíritu de mi corazón.
Tú eres mi esperanza,
Mi confidente, mi Amigo.
Mi anhelo de Ti es mi única riqueza.
Mi ardiente deseo, todo mi sustento.
Si no fuera por Ti, oh vida de mi vida,
no habría vagado de un lado para otro
por la inmensidad del país.
¡Cuántas gracias me han sido reveladas,
cuántos dones y favores tienes Tú para mí!
Tu amor es mi único deseo.
Tu amor es mi delicia,
la luz que sacia mi sediento corazón.
No me alejaré de Ti mientras viva,
no hay lugar para mí sino Tú,
que haces florecer el desierto.
Tú eres el único dueño de mi corazón.
Si en mí encuentras contento,
¡oh, anhelo de mi corazón!,
desbordaré de alegría.

Rabia al Adawiyya

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