Walter Scott



HIMNO

Cuando Israel, por Dios amado,
pudo dejar su cautiverio,
Él fue su guía inexorable
entre las llamas y entre el humo.
Durante el día, de las tierras
se levantaba la humareda,
y por la noche enrojecían
los arenales del desierto.

Se alzaron himnos de alabanza,
que adufe y trompa respondían,
y las canciones de las vírgenes
con las de guerra se juntaban.
Al enemigo no amenaza
ningún milagro; ya Israel
camina sola, y nuestros padres
se han olvidado del Señor.

Aunque invisible, Él vive aún.
Cuando el gran día resplandezca,
para nosotros Dios será
protección contra el falso rayo.
Cuando la noche con sus sombras
cubra las sendas de Israel,
que el Señor sea con su amor
como una ardiente y pura luz.

Junto a Babel abandonamos
las bellas arpas, los tiranos,
la burla cruel de los gentiles.
Callan la trompa y los adufes,
los incensarios ya no humean.
El Señor dijo que no quiere
más sacrificio de animales,
sino un contrito corazón
y pensamientos elevados

Walter Scott

No hay comentarios:

Publicar un comentario