SÓLO TÚ
Llegaste un día sin saber ni cómo
con tu canción prendida a la garganta,
la instalaste en mi ser, y sobre el lomo
de mi prisión vivió cual tierna planta.
El aire desplazaba sus acentos
por los atajos donde el sol dormita:
las flautas, quejumbrosas, de los vientos
con su eco en tu voz se daban cita.
Solo tú, alma mía, solitaria,
caminabas inmune a la plegaria
que el monte y la llanura recitaban.
Solo tú, tan cercana y tan distante,
no aceptabas la fuerza del instante
que las cosas, gozosas, te brindaban.
Modesto Parera
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