Dulce María Loynaz



CANTO A LA TIERRA
No, ya no tendré miedo a la Tierra, que es fuerte
y maternal; y habrá de acoger mi miseria
cuando tengan que echarme. No, ya no tendré miedo
de la Tierra más nunca. Cuando le pertenezca
he de identificarme con ella plenamente.
¡Cómo voy a sentir todas las primaveras
floreciendo en mí misma!… Con esta carne pálida
haré los lirios… ¡Y las rosas, y las fresas,
y los árboles grandes y potentes y rudos!… 

En abril, la frescura del agua en las primeras
lluvias me anegará corriéndome… Y el rayo
que el sol filtra en el surco se trenzará en mis venas.

¡Y empaparme en las savias calientes y profundas,
sentir en derredor la vibración intensa
de millones de vidas borboteando en silencio,
fundirme en ese vaho vital que me renueva,
sentir la sombra, el fango, el hervor, la humedad!...
La rabia de los gérmenes palpitando y las buenas
semillas que se rompen y se abren camino
a la luz. Y el afán, la obsesión de las viejas
raíces alargándose, buscándome, empujándome...
¡En tanto late y late mi corazón de Tierra!

Dulce María Loynaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario