AL LECTOR
Gracias a tí, lector querido,
si a mis desvelos das valer;
que la poesía, aunque brote de mi caudal escaso,
la aprovechará quien sondearla quiera.
Si a las primeras de cambio parece acedo y acre,
por la agrura e inmadurez de la corteza,
pruebe la vainilla pulposa del fruto
y catará sabor agradable el docto lector.
No pretendo estima en demasía,
haga chacota y ludibrio de mis pobres versos;
haz lo que quieras, que el arpa está en tus manos,
pero no cambies únicamente el verso.
Si a tu lectura hallas verso impropio,
antes de darlo al raspadillo, o por erróneo,
examínalo bien de arriba a abajo,
y lo verás limpio y correcto.
Si viene, anotado, cualquier pie de verso,
si no lo entiende porque es un erudito decir,
si no lo entiende porque es un erudito decir,
fije la vista hacia abajo,
y comprenderá todo su sentido.
Hago punto aquí, ¡oh lector discreto!,
así no me pase lo de Segismundo,
que un tan dulce y sabroso lenguaje
trocó en salobre, a fuerza de cambiar el verso.
Francisco Balagtas
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