103-Jerónimo Pérez de la Morena



DURA LEY DEL SONETO

Dulce calma anunciaban los colores
del iris bello al campo, que asustado
estuvo en la tormenta de un nublado,
temiendo el fin de plantas y de flores.

Alegres ya los tristes labradores,
volvían a tomar el corvo arado;
otra vez se escuchaban en el prado
los cantos de los tiernos ruiseñores.

Salpicada de perlas, parecía
que el cielo con estrellas remedaba
la húmeda hierba que la luz hería.

Todo vida y solaz y amor brindaba…
Mas ¿dónde vas, risueña fantasía?
¿No ves que es un soneto, y que se acaba?

Jerónimo Pérez de la Morena

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