85-Heinrich Heine



PON TU MANO EN MI PECHO

Tu mano se posa sobre el pecho mío.
¿Sientes de un rudo golpe la inquietud?
Es que hay adentro un carpintero impío
que labra mi ataúd.

Y no cesa un instante el golpe fiero...
Y en vano intento al sueño recurrir...
¡Acaba, acaba pronto carpintero,
y déjame dormir!

Heinrich Heine

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