LA MOZA DE VILLAREJO
Se peinaba la lunita
con un peine de luceros
y una estrellita jugaba
con las trenzas de su pelo.
Se iba a dormir presurosa
por los caminos del cielo
porque el lucero del alba
ya asomaba por los cerros.
Olía la madrugada
a mejorana y romero.
Un jilguerito piaba
en las ramas de un almendro.
Por entre mil olivares
pasaba silbando el viento
y a su paso iba dejando
de esta copla el dulce acento:
Para que tú tengas pan
en la guerra, compañero,
con el sudor de mi frente
la tierra para ti riego.
Arre, mulica, ligera;
arre, mulica, que quiero
con la reja del arado
ahondar en el duro suelo
para abrir su sepultura
al invasor extranjero.
Así cantaba, cantaba
la moza de Villarejo,
la cara como una rosa,
los ojos de raso negro,
el alma hechida de gozo,
henchido de gozo el pecho.
Así cantaba, cantaba
la moza de Villarejo.
Poeta Anónimo
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