FRAGMENTO
Conmovido por estas
profundas reflexiones metafísicas,
entera mi pasión, cual nube alada,
lloró sobre mi alma su agonía,
y yo abracé mi soledad entonces,
para allá, desterrado, ajeno, sin la
presencia de otro amigo que no fuera
el que amoroso nos donó la vida,
fundirme en la ternura
de su paz infinita...
fundirme en la ternura
de su paz infinita...
Fue tras ello que mi palabra trémula
dejó el alma de Alipio sorprendida,
espantada, perpleja,
cual si observara alguna maravilla.
San Agustín de Hipona
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