DIME, HERMANO
Dime, hermano, ¿como podré renunciar a Maya?
Cuando renuncié a las ataduras de los cintos,
entonces me até a mis vestiduras:
cuando me liberé de él,
todavía las fundas me seguían cubriendo;
cuando renuncié a la pasión,
comprobé que la ira permanecía;
y cuando me liberé de esta ira,
aún seguía en mí la codicia;
cuando ésta se desvaneció,
aún estaba allí el orgullo y la vanidad;
cuando la mente se independiza,
desprendiéndose de Maya,
aún sigue aferrada a su estela...
Dice Kabir: "Escucha, querido Sadhu:
el Camino de la Verdad rara vez es hallado".
Kabir
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