LA CIGARRA Y EL GRILLO
Jamás la poesía de la tierra se extingue:
cuando a todos los pájaros abate el sol ardiente
y ocúltanse en frescores de umbría, una voz corre
de seto en seto, por prados recién segados.
Es la de la cigarra. El concierto dirige
de la pompa estival y no se sacia nunca
de sus delicias, pues si le cansan sus juegos,
se tumba a reposar bajo algún junco amable.
En la tierra jamás la poesía cesa:
cuando, en la solitaria tarde invernal, el hielo
ha labrado el silencio, en el hogar ya vibra
el cántico del grillo, que aumenta sus ardores,
y parece, sumido en somnolencia dulce,
la voz de la cigarra, entre colinas verdes.
John Keats
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