229-Cristóbal de Beña



LA MARIPOSA Y EL CANARIO

En una jaula dorada,
bien comido y bien cuidado,
cierto Canario encerrado
vida hacía descansada.

Nada me falta, decía,
nada debo desear:
canto, si quiero cantar,
si no, callo todo el día.

De cañamones y alpiste
me llenan el comedero,
y me preguntan qué quiero
cuando piensan que estoy triste.

Si hace sol, en la ventana
cuelgan mi hermoso aposento,
y entonces la voz al viento
suelto, como tengo gana.

En la sala, si hace frío,
de las visitas disfruto,
y en amoroso tributo
les ofrezco un dulce pío.

¿Quién jamás tener logró
una suerte más dichosa?
le dijo a una Mariposa,
que a la jaula se acercó,

y que alegre revolando,
iba de sí alarde haciendo,
por unos hierros saliendo,
y por otros entrando.

Ella la risa soltó
al oír tal bobería,
y con gran soflamería
de este modo respondió:

Feliz serás en verdad;
mas ¿nunca has pensado, di,
que aunque más goces aquí
no gozas de libertad?

Miserables Cortesanos;
esclavos de la opinión;
encargos y honores vanos
sin la libertad ¿qué son?

Cristóbal de Beña

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