SONETO
¡Ah, sí!, que en medio de mi amargo duelo
hay una fe que el hogareño abriga
y halaga mi alma la Esperanza amiga
cuando levanto la mirada al Cielo.
Y aunque piedad no encuentre en este suelo,
ni compasión para mi mal consiga,
caridad no le niego al que mendiga,
y al que miro sufrir le doy consuelo.
Y vos, a quien ha dado la fortuna
hermosura, riqueza y venturanza;
vos que amáis la virtud como ninguna,
fundad en vuestra fe vuestra esperanza;
que el Cielo hará que para siempre os sobre
con que ofrecerle caridad al pobre.
Tomás Martín Feuillet
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