FUNESTA DUALIDAD
Siento otro Yo que contra mí se empeña,
que en todo influye y todo me acibara,
un Yo que si de mí se retirara,
me hiciera ver la vida hasta risueña.
Sólo una gracia, al parecer pequeña,
humilde, al Yo fatal le demandara:
que alguna vez, siquiera, me dejara
salir del diario afán sin contraseña.
Concedida tal gracia, el Yo visible
mostrárase cual es, no cual ha sido
por causa superior e irresistible.
Mas como existe siempre el Yo oprimido,
y existe el Yo opresor, no me es factible
la auto-semblanza que se me ha pedido.
Jorge Pombo
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