EL DESPOSADO
No me llames falso, amada,
si, desde vuestro apenas conocido pecho
hace tan poco tiempo apartado,
en otros brazos descanso.
Por esta novia más anciana,
a quien fríamente abrazo,
constantemente a mi lado estaba
antes aún de reconocer sus rasgos.
Nuestro matrimonio, a menudo fijado
-por un milagro se demoraba-
finalmente es consumado,
y ya no puede ser deshecho.
Vive, pues, que la Vida ha de sanarte,
casi, de la Memoria,
y déjanos perdurar
su inmortalidad.
Rudyard Kipling
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