412-Pedro Santacilia y Palacios



DIOS

¡Alabad al Señor en las alturas
los que vivís en la región del cielo!;
Iluminados ángeles
que cubiertos con albas vestiduras
atravesáis el orbe en raudo vuelo;
innúmeros arcángeles
que sostenéis con vuestras alas de oro
el trono del Señor; bellos querubes
que en vaporosas nubes
de límpido topacio
alígero cruzáis por el espacio;
la cítara y el arpa
y la lira pulsad; lejos resuene
el canto dulce y el clarín sonoro,
alzad la voz en coro,
y en deliciosa, célica armonía
que el universo llene
de indefinible grata melodía,
cantad alegremente
al Dios omnipotente,
Padre del mundo y hacedor del día.
Tú, rojo sol, que la brillante lumbre
hasta el ocaso llevas desde oriente;
y tú, como ninguna
cándida, pudorosa,
melancólica luna,
que embelleces la cóncaba techumbre,
y vosotras, purísimas estrellas,
que en medio de la noche silenciosa,
flamígeras y bellas,
iluminando el suelo,
llenáis el orbe y alumbráis el cielo;
bendecid al Señor; que vuestras voces
el espacio recorran; que veloces
la atmósfera cruzando
y las nubes altísimas pasando,
la gloria del Señor proclamen,
sus obras canten y y su nombre aclamen...

Y a los seres unidos
que habitan las regiones celestiales;
y a los astros que vagan suspendidos
en la bóveda azul del firmamento,
unan también su acento,
agrupados en coro, los mortales,
y a su Señor alabe cuanto encierra
de polo a polo la anchurosa Tierra...

Animales salvajes
que en medio de los ásperos ramajes
de la selva vivís; aves parleras
de mágicos colores
que el aire atravesáis; nítidas flores
que en las frescas praderas
ignoradas nacéis; límpidas fuentes
que los campos regáis; claras corrientes
que por el césped blando
atravesáis el valle; venenosos
reptiles que escondidos
vivís entre la yerba; numerosos
insectos que zumbando
la atmósfera pobláis; peces ligeros
que las aguas del lago transparentes
veloces recorréis; montes erguidos
que hasta el cielo subís; verdes llanuras,
mansos arroyos y soberbios mares;
alzad todos unidos
al Dios de los nacidos
por su inmenso poder vuestros cantares.

La luz, el aire, el universo, el cielo,
todo en el mundo su poder pregona;
lo pregona en el polo un mar de hielo,
un sol ardiente en la abrasada zona;
lo anuncia con su aliento la tormenta,
la tempestad lo anuncia con el trueno,
y el hórrido volcán cuando revienta
de la montaña requemando el seno,
con voz terrible que amedrenta al hombre
de Dios repite poderoso el nombre.

Y yo escucho ese nombre soberano
entre el fragor del huracán violento,
cuando impelidas por el ronco viento
las espumosas aguas del océano
amenazan subir al firmamento;
y le escucho también cuando el torrente
arrasando los campos se dilata,
y convierte su límpida corriente
en estruendosa inmensa catarata;
y en el rayo fatídico que enciende
a la cárdena nube que se inflama,
cuando terrible en rápida carrera
por el espacio cóncavo desciende
y el bosque secular convierte en llama;
humilde, anonadado,
contemplo del Señor la omnipotencia
y entonces cual si viera
sobre la inmensa creación alzado
su brazo poderoso,
doblo abatida la soberbia frente
y arrebatado en entusiasmo ardiente,
adoro lo que veo
y dejo de pensar, y siento, y creo...

Porque todo en la tierra
pregona su poder, y desde el hombre
dotado de divino pensamiento
hasta el insecto que la flor encierra
entre las hojas que acaricia el viento,
y desde el astro cuya excelsa lumbre
traza en el cielo del Señor el nombre,
hasta el reptil que entre la yerba verde
dilata sus anillos y se pierde;
y desde el monte cuya altiva cumbre
a la región del éter se levanta
sosteniendo la espléndida techumbre
hasta el polvo que huella nuestra planta;
todo nos dice con sublime acento
y mágica elocuencia:
"Adorad del Señor la omnipotencia,
porque Él unicamente
llena la creación; todo lo absorbe,
y al extender su mano prepotente
tiembla la tierra, se conmueve el Orbe".

Pedro Santacilia y Palacios

2 comentarios:

  1. OBRA MUY HERMOSA Y SENSIBLE, DELICADA

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  2. Gracias, me alegro que te guste, me encanta la poesía cubana del siglo XIX como estos versos de Pedro Santacilia. Saludos.

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