MI AMOR
No es el amor que siente el pecho mío
impetuosa pasión asoladora,
ni fugaz ilusión fascinadora
que pasa y deja tras de sí el vacío.
Dulce y tranquilo cual el manso río
pero como la luz de blanca aurora,
es, hermosa, el amor con que te adora
quien a tus plantas rinde su albedrío.
Que si al mirar tu espléndida belleza
incendio asolador abrasa el alma,
de la pasión los resplandores rojos
se extinguen, contemplando tu pureza,
y el corazón al fin halla la calma
en el sereno cielo de unos ojos.
Manuel de la Revilla
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