LAS DOS FLORES
Nace ignorada flor en la espesura
con la luz matinal, risa de Oriente;
casta como la diosa de una fuente,
hija adorable de la noche oscura.
Cuando ya el sol su término apresura,
ella, herida, a espirar dobla la frente;
dulce fragancia esparce en corto ambiente,
y recibe en su tallo sepultura.
Imagen fiel de virgen candorosa,
es tu destino, oh flor, tu misma suerte,
acaso un tiempo cruda y venturosa.
Nace, despliega el alma, aromas vierte;
brilla un instante y un instante es diosa,
y halla en su trono juntas vida y muerte.
Hermelindo Rivodó
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