EL LABRADOR
Al matutino canto valeroso
del arrogante gallo, se levanta
el fuerte labrador, a quien no espanta
el trabajo más rígido y penoso.
Al animal domado y perezoso
el yugo pone y la cerviz quebranta,
sale, y en su labor alegre canta,
divertido, pacífico y gozoso.
Rompe la sazonada y blanda tierra,
aplica el aguijón al buey pesado,
toma algún corto y fácil alimento,
y apenas por la cima de una sierra
declina el sol, se vuelve, aunque cansado,
a cenar con sus hijos muy contento.
Francisco Gregorio de Salas
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