513-Ben Farrach




CASTIDAD

Aunque estaba pronta a entregarse,
me abstuve de ella,
y no obedecí la tentación que me ofrecía Satán.
Apareció sin velo en la noche,
y las tinieblas nocturnas,
iluminadas por su rostro,
también levantaron aquella vez sus velos.
No había mirada suya
en la que no hubiera incentivos
que revolucionaban los corazones.
Mas di fuerzas al precepto divino
que condena la lujuria
sobre las arrancadas caprichosas
del corcel de mi pasión,
para que mi instinto no se resbalase
contra la castidad.
Y, así, pasé con ella la noche
como el pequeño camello
sediento al que el bozal impide mamar.
Tal, un vergel, donde para uno como yo
no hay otro provecho que el ver y el oler.
Que no soy yo como las bestias abandonadas
que toman los jardines como pasto.

Ben Farrach

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