324-Francisco de Asís de Icaza y Breña



¡SER FELIZ!

Ser feliz, ¡ser feliz! Nadie lo ha sido;
¿quién no llora sus penas en secreto?
Y ¿quién de entre vosotros ha podido
sentirse venturoso por completo?

Yo no busco la dicha; me someto
al yugo que al nacer he merecido,
y vivo al tedio y al dolor sujeto,
guardando los rencores del vencido.

Y si la vista sobre el cielo clavo
ante el oscuro enigma, fuerte y bravo,
no busco la esperanza que consuela.

Aunque el golpe del látigo me duela,
como no tengo condición de esclavo,
el sentir el azote me rebela.

Francisco de Asís de Icaza y Breña


ESTANCIA

Este es el muro, y en la ventana
que tiene un marco de enredadera,
dejé mis versos una mañana,
una mañana de primavera.

Dejé mis versos en que decía
con frase ingenua cuitas de amores;
dejé mis versos que al otro día
su blanca mano pagó con flores.

Este es el huerto, y en la arboleda,
en el recodo de aquel sendero,
ella me dijo con voz muy queda:
Tú no comprendes lo que te quiero.

Junto a las tapias de aquel molino,
bajo la sombra de aquellas vides,
cuando el carruaje tomó el camino,
gritó llorando: ¡Qué no me olvides!

Todo es lo mismo; ventana y yedra,
sitios umbrosos, fresco emparrado
gala de un muro de tosca piedra;
y aunque es lo mismo, todo ha cambiado.

No hay en la casa seres queridos;
entre las ramas hay otras flores;
hay nuevas hojas y nuevos nidos,
y en nuestras almas, nuevos amores.

Francisco de Asís de Icaza y Breña

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