SONETO
Honró las verdes selvas de honor santo
un tiempo de Espinosa el tierno acento,
dio al monte de esmeraldas ornamento,
y al río margen de florido acanto.
Su voz (en gloria ajena) puede tanto,
que ilustra ahora la región del viento,
el cual lleva con blando movimiento
al río, al monte y selva el nuevo canto.
Y en agradecimiento, y porque vuelva
otra vez a ilustrarles su horizonte,
a oír la voz, que hiere el aire frío,
con alas de laurel vino la selva,
con plantas de esmeraldas vino el monte,
con riendas de cristal se paró el río.
Rodrigo de Narváez Rojas
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