EL ALMA EN VELA
Cuando tiende la noche
su manto negro,
enmudecen las tumbas
del cementerio;
porque los vivos,
que despiertos olvidan,
¿qué harán dormidos?
Pero la tumba blanca
del tierno infante,
resuena cual capullo
que se entreabre;
porque ni en sueños
una madre se olvida
de su hijo muerto.
Entre sueños se abrazan,
y se sonríen,
y él, desde su sepulcro,
"Calla", le dice,
"No sueñes, madre,
no sueñes más conmigo,
que soy un ángel.
"Cuando tu mente vela,
madre querida,
mi pobre alma no puede
dormir tranquila;
que cada lágrima,
cada suspiro tuyo
me llega al alma.
"Y en esta blanca tumba
donde reposo,
me conmueve y me pone
lleno de gozo,
como una gota
de rocío conmueve
la blanca rosa."
Y su madre dormida
responde : "Calla,
no me impidas que sueñe,
prenda del alma,
ni que te llore
como llora el rocío
sobre las flores.
"Como en mis tiernos brazos,
madre amorosa
te arrullé en otro tiempo,
te arrullo ahora.
Hijos y madres
no hay sepulcro ni hay muerte
que los separe."
Vicente Barrantes Moreno
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