JUDAS
Yo soy el chivato, vendí a un gran amigo
por treinta monedas de plata, y me ahorqué
porque ya no pude vivir en mi ombligo
que siempre me acusa del mal que causé.
Yo soy el chivato, perdí mi palabra
y la confianza que obtuve de sí
vendiendo la llave para que se abra
la puerte a su muerte que hoy me mata a mí.
Colgado de un árbol que ofrece su fruta
de nuestra Natura con esa bondad,
volví a ser cobarde perdido en la ruta
que trajo el mal uso de mi libertad.
Yo soy el chivato, no tuve ni dudas
cuando Jesucristo vilmente besé,
y es algo muy fuerte saber que yo, Judas,
con tan sólo un beso traidor lo maté.
A ti que persigues también la riqueza
y a veces te arrastra tu gran ambición,
Dios quiera que nunca a tu propia cabeza
la cuelgues de un árbol por una traición.
Judas Iscariote
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