635-Antonia Jacinta de Barreda



SONETO

No cubra el rostro, venerable anciano,
el diluvio de lágrimas que viertes,
que serán con tu lástima dos muertes
que enternezcan el pecho más tirano.

Ya no te obliga sentimiento humano
si a tanto extremo prodigioso adviertes,
porque llorando el mundo de mil suertes
tu llanto suple el cielo soberano.

Mas ¡ay! que no es consuelo suficiente
al dolor que te oprime, tan prolijo,
aunque a la piedad mía más le cuadre.

Porque, aunque llore el mundo amargamente,
no hay quien a un padre llore como un hijo
ni quien a un hijo llore como un padre.

Antonia Jacinta de Barreda

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