A LA LIBERTAD
Brame el Ponto de cólera irritado
a empuje rudo de huracán horrendo;
ruja y reviente en hervoroso estruendo
el ronco remolino arrebatado.
Desdichas dé como cosecha el hado;
pavesas sólo el universo ardiendo;
caiga el Cielo a pedazos, y, cayendo,
deje el orbe en sus ruinas sepultado.
¡Silencio ya y terror! Devoren penas
lo que han de devorar después gusanos;
el resto acaben las feroces hienas.
Y haya sólo al dolor ecos lejanos…
Esto primero que arrastrar cadenas;
primero, sí, que soportar tiranos.
Cecilio Acosta
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