¡Ay!, Soada se fue; lleno de angustia
Dejó mi corazón, de amor herido,
y con terribles vínculos atado
que no hay manera alguna de romperlos.
Creí ver en Soada la mañana,
que de nosotros se ausentó ligera.
Un cervatillo con la voz aguda,
con faz modesta ,y con renegros ojos.
Cuando se sonreía demostraba
unos dientes espléndidos, al modo
de un vaso de cristal, en donde el vino
con agua dulcemente está templado.
Agua de fuente en escondido valle.
Helada, pura, limpia, y por el viento
de suerte acariciada, que sus auras
todas sus impurezas disiparon,
sobre la cual blanquísimas ampollas
del rocío nocturno resplandecen.
Caab Eh Zoheir
No hay comentarios:
Publicar un comentario