875-Ibn al Alaf al Naharvany



A UNA GATA QUE MURIÓ

Oh Gata, te partiste
con prestísima planta,
para no volver más
ante quien te adoraba.

Tus idas y venidas
¡qué de sustos me daban!
Y mientras, tú sin miedo
corrías por la casa.

Al palomar derecha
vas al fin; y agarbada
acechas los pichones,
que anhela tu garganta.

Tus astutos contrarios
todos tus pasos marcan,
que de la cazadora
pretenden hacer caza.

Pero tú no desistes,
pues quisieras con ansia
a todas las palomas,
al aspirar, tragarlas.

Tiernos pichones buscas,
y muerte cruel hallas;
¡contentáraste, necia,
con tu vianda ordinaria!

¡Maldito el manjar sea
que el apetito halaga
si en el plato escondida
está nuestra desgracia!

Ibn al Alaf al Naharvany

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