EL ADIÓS
Hasta que en la mar undosa
el grito de leva oí,
la fuerza no conocí
de su mirada amorosa.
Vuela hacia mí desolada
y llorando se retira.
Abre sus labios y espira
la voz antes de formada.
Quiere beberme el aliento
y entre mis brazos se arroja
para estrecharme, cual hoja
que en derredor ciñe el viento.
Mas se para, y un gemido
lleno de amargura da,
y en pos exclama: ¡Ojalá
no te hubiera conocido!
Abu Mohammed
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