769-Francisco Guaicaipuro Pardo



SOLEDAD

¿A qué tan dulces horas
traer al corazón, Leonor altiva,
si el sol de esas auroras
ya pasó como lumbre fugitiva?

Callada está la ola
del blando río; el aura no despierta;
y mi alma está sola;
y la tuya, Leonor, la tuya, muerta.

Mira el bosque, sombrío;
mustio el ciprés; fatídica la nube;
y tu suspiro frío,
como esa niebla que del lago sube.

De tanto amor abrigo,
allí está -¿no la ves?- seca la palma
que fue mudo testigo
del amor de tu alma y de mi alma.

¡Iris de mil colores,
qué espléndido brillaste una mañana!
Te fuiste con sus flores
y entre sus orlas de zafiro y grana.

Todo sobre la ola
pasó, del tiempo, con tu amor y el mío;
y mi alma está sola;
y está, sin ti, mi corazón vacío.

Francisco Guaicaipuro Pardo

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