790-Antonio Ros de Olano



SONETO

¡Santa Naturaleza!, yo que un día,
prefiriendo mi daño a mi ventura,
dejé estos campos de feraz verdura
por la ciudad donde el placer hastía,

Vuelvo a ti arrepentido, amada mía,
como quien de los brazos de la impura
vil publicana se desprende y jura
seguir el bien por la desierta vía.

¿Qué vale cuanto adorna y finge el arte,
si árboles, flores, pájaros y fuentes
en ti la eterna juventud reparte,

Y son tus pechos los alzados montes,
tu perfumado aliento los ambientes,
y tus ojos los anchos horizontes?

Antonio Ros de Olano

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