LA GRAN NOTICIA
A un viejo que pasaba por la calle,
una mocita de arrogante talle
detuvo del faldón de la levita
diciéndole: - Señor, por vida suya,
quiero que usted me instruya
en las nuevas que aquí me participa
una tía que tengo en Arequipa-.
Y sin más requilorio
alargaba una carta al vejestorio.
Cabalgó el buen señor sobre los ojos
un grave par de anteojos;
el sobre contempló, rompió la oblea,
la arenilla quitó de los borrones,
examinó la firma linda o fea,
y se extasió media hora en los renglones.
Ya de aguardar cansada,
- ¿Qué me dicen, señor? -dijo la bella;
y el viejo echó a llorar diciendo: - Nada.
Has nacido, mi bien, con mala estrella.
Asustada la joven del exceso
del llanto del anciano,
le preguntó: - ¿Quizá murió mi hermano?
¿Está enferma mi madre? - Todavía
es peor cosa, hija mía:
¡No puedes resistir a esta desgracia!
¡Yo, viejo y todo me volvería loco!
- ¿Qué ha sucedido, pues, por Santa Engracia?
- ¡Qué tú no sabes leer... ni yo tampoco!
Manuel Ricardo Palma Soriano
muy bueno muy detallado me gusto mucho
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